Análisis posterior al 3ᵉʳ Foro
Viernes 15 de junio de 2012
Por Darwin Tamayo
En
la construcción de un concepto del origen y las causas de la enfermedad, la
medicina de tipo alopática (terapéutica cuyos medicamentos producen, en
un organismo sano, fenómenos diferentes de los que caracterizan las
enfermedades en que se emplean).
Hay que tener en cuenta las
conductas al enfermar, mismas que se adquieren cuando ya se ha pasado por un
momento de restablecimiento de la salud, que resulta de ese vínculo social y
mediado por un previo proceso de aprendizaje
(adquisición de conocimientos,
especialmente en un arte u oficio).
Romper esa barrera entre dos
mundos, el mundo del médico y el mundo del paciente sirvieron como un ensayo
para el futuro trabajo de antropología médica a efectuar con una familia. En
este pequeño ensayo, fueron dos principales efectos hallados, primeramente, nos
fascinó la disposición de la gente de compartir sus experiencias en torno a la
enfermedad, asimismo, se pudo apreciar la variación de los entrevistas de
acuerdo al nivel de intelecto en relación a su educación.
Esa concepción del enfermar,
que a veces no se puede del todo explicar, ya que hay pacientes que dicen estar
todo el tiempo enfermos. También existen algunas corrientes que dictan que toda
enfermedad física posee un componente psicosomático y viceversa.
También hallamos un inevitable
proceso sociocultural. Un ejemplo comentado fue el de los inuit, mejor
conocidos como ‘esquimales’, mismos que poseen un rito de finalización de los
adultos mayores. Al estos perder la dentadura, son exiliados de las comunidades
a esperar la muerte por ya no ser útiles para curtir las pieles de los animales
que les sirven de vestimenta.
Otro ejemplo del lidiar
cultural es cuando de pequeños los niños son expuestos a la varicela o
sarampión que haya sido adquirido por algún conocido suyo, y de esa forma
lidiar con los efectos que serían más fáciles de trata. En contraposición,
cuando alguien se entera de que contrae el VIH, nadie pensaría en estar
dispuesto a contraerlo, por todo el estigma social que implica.
En otras ocasiones, el cambio
de paradigma, se percibe radicalmente cuando está demasiado enraizado en
nosotros, por ejemplo, al intentar ubicar a alguna modelo con carencia de algún
miembro, no se nos hace razonable… aunque de la misma forma las limitaciones
físicas no son impedimentos para lograr nuestros sueños, por ejemplo la sordera
de Beethoven, no le fue impedimento para componer la 5ª Sinfonía.
El sujeto al demostrar esa
pasividad/actividad será determinante para poder establecer modelos de
conceptualización de la enfermedad, mismos que pueden ser los siguientes
Modelo
endógeno: Yo mismo me genero la enfermedad, la enfermedad
está dentro de mí.
Modelo
externo: La enfermedad es ajena al individuo, es decir,
actúa como receptáculo.
Modelo
exógeno: La enfermedad está en el medio ambiente, algo
tangible o intangible entra en el cuerpo del paciente.
Es por ello que a la hora de
determinar la construcción del concepto de la enfermedad, entonces al decir que
uno como persona está enfermo, sale la cuestión, ¿enfermo para quién?
También dentro de la cultura
laboral se resiente ese impacto brutalmente, al muchos trabajadores afirmar que
la enfermedad sólo puede representar un sinónimo de pereza, y de esa forma
poner en duda, la efectividad laboral de los asalariados.
Amuleto Nazar para el mal de ojo, posee orígenes turcos. |
Asimismo, encontramos a
aquellos individuos que piensan que el médico posee al 100% la ciencia y la
tecnología para curar. Lo anterior sirve para construir una imagen social, un tipo de paradigma que
la sociedad tiene muy enraizada.
La otra bina de cuestiones es
cuando podemos crear que tan indetectable es al momento de alguna vez enfermar.
Puede que algunos crean que nunca se van a enfermar, en cuanto que otros crean
que sí en algún momento de la vida, demuestran esa fragilidad, y por otro lado
está la perspectiva de la imagen vendida que implementa en el paciente esa
sensación que le dicta internamente… Cuando enfermo, tengo que…
Cuentas de 'ojo de venado', amuleto indígena mexicano para el 'mal de ojo'. |
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